lo que voy siendo

Muy bien, muy bien. Yo soy todo eso y mucho más. Mis letras fluyen misteriosamente mientras tu te dedicas a unir incomparable con marco. Debería decir que no es así, que nunca nadie usó tus palabras, que esas ideas que crees tuyas son sólo tuyas, pero entraríamos entonces en un juego en el que sólo podría sacarnos un Harvey Keitel con corbatín negro.
Es mal momento para decidir si hay que contar algo de uno mismo. Algo que pueda leer cualquiera. Cualquiera viene a ser una de las cuatro personas que hemos entrado alguna vez en esta página. Cuento cuatro porque ambos tenemos pareja. Cuento cuatro y en cuanto nos abandonen volveremos a leer este párrafo. Supongo que debemos una explicación sobre dónde y cómo nos encontramos, si realmente lo hicimos alguna vez. Ya somos tan mayores como para haber mezclado todos los recuerdos hasta pensar que todo fue maravilloso. Qué mal momento elegimos para conocernos. Digamos que yo odiaba profundamente todo lo que estuviera más allá de mí. Nadie me entiende y todas esas cosas. Piensas cada día que eres un artista incomprendido y que algún día, cuando estés muerto, alguien revisará tu obra y pasarás a ser uno de los grandes sin necesidad de cortarte una oreja.
Luego está la otra mitad de todo esto, que no necesitaba vestirse de negro. Hablaba, hablaba y hablaba. Cuando le prestaban atención y cuando no. Cuando había gente y cuando no. hay cosas que cambian con el tiempo y otras que no. Un lugar en el que hay demasiada gente es siempre un lugar en el que se puede hablar. Y si la mitad de ellos están sentados frente al sol, con un material susceptible de decomiso ardiendo entre los dedos, la huida es mucho menos probable. Un reloj averiado da dos veces al día la hora correcta. Alguien que habla mucho quizás un par de veces al día sea capaz de dar la hora. Aunque cualquiera que haya visto clerks puede rebatir este argumento. Hemos pasado ya por todos esos momentos en los que te reúnes a escondidas para susurrar que un amigo lo está pasando mal.

Desde entonces las cosas han cambiado. Yo, sin ir mas lejos, he cambiado en estos últimos meses más de lo que solía presumir. No sé qué tiene Madrid, pero últimamente tengo amigos-hombres, no me siento hipersensible como de costumbre antaño... ¿estará la naturaleza haciendo un hombre de mí? ¿me estará afectando el ambiente de trabajo? Si, vale, sigo sin sorprenderme cuando me llaman Marina (algo así como mi nombre oficial de drag) o cuando se refieren a “las trabajadoras” y yo soy una de ellas. ¿qué me está pasando? ¿protagonizaré una secuela de teen-wolf?