El hombre de los datiles...
Anoche recibí una llamada telefónica del hombre de los dátiles. Desconozco como ha conseguido mi numero y porqué piensa que soy un terapeuta adecuado para él.
Estaba llorando. Me comentó que había ido al campo con su perro. Parece que el perro gustaba de nadar en el río.
"Esos cabrones empezaron tirándole piedras para que las buscara, pero las piedras pasaban muy cerca de él y algunas le daban..." "...Por primera vez sentí pena por Walter. Las mascotas están para alegrar. Esos maleducados merecían un escarmiento.
Creo que se asustaron más por el ruido que por la mancha de sangre en el agua. Yo solo hice lo que ellos buscaban, pero más rápido.
Camino de casa le he regalado la pistola a un gorrilla. me recordaría a Walter."
Estaba llorando. Me comentó que había ido al campo con su perro. Parece que el perro gustaba de nadar en el río.
"Esos cabrones empezaron tirándole piedras para que las buscara, pero las piedras pasaban muy cerca de él y algunas le daban..." "...Por primera vez sentí pena por Walter. Las mascotas están para alegrar. Esos maleducados merecían un escarmiento.
Creo que se asustaron más por el ruido que por la mancha de sangre en el agua. Yo solo hice lo que ellos buscaban, pero más rápido.
Camino de casa le he regalado la pistola a un gorrilla. me recordaría a Walter."
1 Testigos:
"Y por qué me has llamado a mí? En qué puedo ayudarte...?"
"Es algo que no puedo decir... pero necesitaba hablar, hablarte..."
Tras colgar el teléfono pensé en devolverle la llamada, pero aquel sonoro estruendo me obligó a sacar la cabeza por la ventana y averiguar qué pasaba.
Otro coche volando, malditos coches...
Tras regresar al estrecho habitáculo asfixiado por el calor sahariano que por estas fechas nos regala el Dios Sol, y sacar mi reserva de licor de absenta frío (muy frío), pensé en lo ocurrido, y no puede nada más que caer rendido a su lógica aplastante.
Es el fin, estoy perdido. Y estoy feliz.
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