3.7.05

Porque sueño

En Madrid parece que las cosas sólo pasan los fines de semana. En cualquier otro sitio salta el levante (aunque en realidad sea poniente) cualquier día. Pero aquí sólo en fin de semana. Un fin de semana es el que dice ser el primer festival de Madrid, lo que da que pensar que sigue siendo el segundo. Un festival gratuito en los pasillos del subterráneo se convierte en un festival de pago en un lugar al que no se puede llegar en metro. En el segundo día del metrorock estuvimos la habitación roja, sunday drivers, la buena y embarazadísima vida, josele santiago, siniestro total, morcheeba, beck y yo. Morcheeba traía a una vocalista que no es la que aparece en las fotos de promoción y a la que hay que llamar de otro modo porque las vocalistas normalmente no tocan el saxo. Beck sigue tan marciano como siempre. Mitad concierto, mitad performance. En un momento conté en el escenario dos guitarras, dos baterías y dos tipos bailando, uno de ellos, como Bender.
Este fin de semana he estado en el gimnasio. He dado una vuelta por Fuencarral, me he comprado mi vigésimo par de zapatillas, he cogido alguna grandiosa revista gratuita y no he visto la exposición de Keith Haring. Como siempre, vamos. Pero he estado en el gimnasio. En mi anterior gimnasio. Aquél de las saunas. Uno de los pocos gimnasios que puede presumir de tener como socios a un ministro gay y al novio de Zerolo. Un sábado a las 19 horas estaba completamente vacío. Toca día del orgullo gay. 153 personas me han invitado a unirme al grupo, pero los momentos más gays que tengo son únicamente los de uso y disfrute de “se la vita e” de Pet Shop Boys. Y con eso y un single de scissor sister no vale.
Luego he visto Léolo. Ese Léolo que tu aún no puedes ver. Después de muchos años, ocho, quizás diez. Las últimas veces me levantaba a las 4 de la mañana, la veía un par de veces y luego seguía haciendo ver que dormía. Alguna de esas veces me despertaba y una italiana con tanga me hablaba de barrio sésamo entre sesión y sesión de Léolo.
Pensaba como puede darse el paso inverso al que da Fernand, el hermano de Léolo. En cómo vamos siendo más fuertes a la vez que se debilita nuestro cuerpo. Soy una especie de Fernand invertido. Aunque si fuera invertido estaría en la celebración del orgullo gay.
Por alguna razón, relaciono Léolo con El marido de la peluquera. Como si el niño que juega en la playa con un bañador de hilo pudiera ser Léolo. Supongo que es una más de las extrañas relaciones que uno mismo encuentra. Ya sabía que Tom Waits sonaba. Cold cold ground. La misma canción que luego aparecería en un anuncio de coches. La misma canción por la que Tom Waits demandó a la agencia de publicidad que usó su canción sin permiso. Lo que nunca supe es que aparece también la voz de Nusrat Fateh Alí Kahn. Uno de mis grandes que nunca supe incrustado en Léolo. Que nadie me pregunte qué hace un cantante pakistaní en una película en francés. Alguien me decía que tenía una asombrosa capacidad para ser coherente en gustos que parecen no tener sentido. Como si los grados de separación que nos separan no fueran tantos. Lila suena bien, me gusta cómo suena. No sé si es un nombre, aunque conozco a alguien llamado Lilia. Lila es una de las protagonistas de futurama, aquella serie en la que aparecía Beck. Lila Marina suena bien. Así que miro el cartel de una película llamada “Lila dice”. La relación de Lila con dos chicos árabes. Dicen árabe cuando quieren decir moro. Lila se relaciona con moros. Con un moro como yo, quizás. Quizás mi madre cayó en una montaña de tomates importados del magreb. Busco una crítica de “Lila dice” en una de esas grandiosas revistas gratuitas; las comparaciones son odiosas. Esta odiosa la compara con Léolo.

3 Testigos:

Blogger deniman echa sal en la herida...

¿Quien es Zerolo?

3/7/05 13:41  
Anonymous Anónimo echa sal en la herida...

Ya te vale...je je

4/7/05 08:47  
Blogger deniman echa sal en la herida...

NO, en serio, es que cada vez que dicen algo de Zerolo en la tele, luego ponen la imagen de Kenny G

4/7/05 17:47  

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