El removedor de conciencias (Dátiles IV)
He decidido retarle; hoy mando yo.
Tras escribir minuciosamente una pequeña cuartilla de papel en la que intentar llamar su atención, me decido no sin pocos temores a dejar cerca de su puerta la dichosa misiva.
En ella, nada complicado, nada sofisticado, pero toda la intención.
La mayoría de la gente no sabe cómo lograr que algo provoque un estado de alerta en los demás, y yo no iba a ser diferente. Sentí el error antes de soltar definitivamente aquel deseo en celulosa y crayón arrugado, pero al tiempo pensé, " sabrá entenderlo..."
Esa nota representaba un antes y un después en mi manera de enfrentarme a nuevos retos. No se trataba del simple hecho de reclamar un espacio o un momento dónde poder intercambiar motivos de reflexión y atención; se trataba del renacer de mi persona como productor de efectos, como creador de incertudumbres, como removedor de conciencias...
Él ya lo era, lo había conseguido en mi, y no podía quedar así. En otra época podría haber pasado por alto ese capote invitándome a embestir, pero ahora no, ya no, yo no.
"Te odio. No te conozco. Se me han terminado; y esta tarde saldré a por más"
No pude almorzar, estuve toda la tarde pensando que hacer, qué decir, cuanto comprar, o como de rápido debía caminar para proporcionarle el tiempo suficiente en que saciar su probable deseo de cruzarse conmigo (o era más bien el mío). Debo reprimir esto, creo que me estoy obsesionando, creo que todo esto me importa demasiado.
Durante años deseé sentir como siento ahora, pero la separación abismal entre mi eros y mi tánatos dominaba el devenir de la esencia de mis actos. Nunca supe reconciliarles ni siquiera cuando más los necesitaba. La pulsión emergente de mi eros se veía ahora potenciada por el morbo corruptor de un tánatos venido a menos, pero que conservaba la esencia de la muerte como únio medio para lograr el placer más absoluto.
En definitiva, toda esta situación de desconcierto me rescataba para la vida. Una amistad?, no sé, quizás, de momento un acicate. Y me gusta
Tras escribir minuciosamente una pequeña cuartilla de papel en la que intentar llamar su atención, me decido no sin pocos temores a dejar cerca de su puerta la dichosa misiva.
En ella, nada complicado, nada sofisticado, pero toda la intención.
La mayoría de la gente no sabe cómo lograr que algo provoque un estado de alerta en los demás, y yo no iba a ser diferente. Sentí el error antes de soltar definitivamente aquel deseo en celulosa y crayón arrugado, pero al tiempo pensé, " sabrá entenderlo..."
Esa nota representaba un antes y un después en mi manera de enfrentarme a nuevos retos. No se trataba del simple hecho de reclamar un espacio o un momento dónde poder intercambiar motivos de reflexión y atención; se trataba del renacer de mi persona como productor de efectos, como creador de incertudumbres, como removedor de conciencias...
Él ya lo era, lo había conseguido en mi, y no podía quedar así. En otra época podría haber pasado por alto ese capote invitándome a embestir, pero ahora no, ya no, yo no.
"Te odio. No te conozco. Se me han terminado; y esta tarde saldré a por más"
No pude almorzar, estuve toda la tarde pensando que hacer, qué decir, cuanto comprar, o como de rápido debía caminar para proporcionarle el tiempo suficiente en que saciar su probable deseo de cruzarse conmigo (o era más bien el mío). Debo reprimir esto, creo que me estoy obsesionando, creo que todo esto me importa demasiado.
Durante años deseé sentir como siento ahora, pero la separación abismal entre mi eros y mi tánatos dominaba el devenir de la esencia de mis actos. Nunca supe reconciliarles ni siquiera cuando más los necesitaba. La pulsión emergente de mi eros se veía ahora potenciada por el morbo corruptor de un tánatos venido a menos, pero que conservaba la esencia de la muerte como únio medio para lograr el placer más absoluto.
En definitiva, toda esta situación de desconcierto me rescataba para la vida. Una amistad?, no sé, quizás, de momento un acicate. Y me gusta
3 Testigos:
3 dias despues, sigo a la espera. ¿Estará de vacaciones?
Serás mamón!
A eso le llamo yo cortar por lo sano
No lo pretendía
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