Sing us a song you´re the piano man

Me levanto en medio de la noche para apuntar algo, normalmente el título de una canción o una estrofa olvidada.
Suelo tener rachas en las que escucho la radio hasta las tantas, sin embargo esa actividad se vuelve liturgia en momentos señalados. La noche antes de Reyes, la noche anterior al primer día de trabajo y las semanas previas a la operación de oídos. Esas semanas se convierten en un audiomaratón en el que dedico el tiempo a distinguir matices, a saborear colores sonoros, pero sobretodo a disfrutar de mis greatest hits.
Curiosamente, disponiendo de tanta variedad musical como dispongo, esas audiciones se producen de forma casual, en la cama, cambiando de emisora, encontrando una y otra vez llaves a los rincones más escondidos.
Los temas se convierten en recuerdos y los recuerdos se van materializando nota a nota hasta que los visualizo nítidamente.
Una simple estrofa puede transportarme a mi primera partida de billar y me veo ahí, calculando ángulos, con un vaso de kiwi en la mano, sintiéndome mayor. Llevo una camiseta verde de mangas cortas con un golfista estampado en la espalda y el bolsillo del pecho, el mismo bolsillo donde guardo la ortodoncia cuando me como el bocadillo de chocolate.
Otras veces la canción me abre una ventana que me lleva a otra que abre la puerta de un autobús del que bajo con una mochila.
Las canciones también se asocian a sitios. Por ejemplo, en mi mente Sheryl Crow siempre será la hermana siamesa del Virgin que había en la calle Sierpes, donde iba todos los días a descubrir, a escuchar antes de comprar, a disfrutar sin pagar y a preguntar un día sí y otro también cuando traerían el cd (antes de que le dieran los grammys por supuesto).
Viky (el que ya no es friki) está asociado a OASIS y a tantas y tantas noches cantando “You gotta roll with it...” a las y pico de la mañana. A viki le gustaba Blur y aun se permite el lujo de ver a Radiohead donde quiera que vengan (creo que ese lujo es compartido con Sigur Ros).
“Hedonism” de Skunk Anansie siempre me transporta a la trasnochada barra del bigben. Cuando suena esa canción siempre digo que prefiero la versión acústica, y visualizo un folio en blanco con un muñeco de Spawn en casa de Villa Kike y Mac, porque ese era el piso de Villa-Kike-y-Mac. Un piso que cambiaba de banda sonora según el estado de ánimo.
Si estaba agridulce “Some People Tries to Fuck With You” de Teenage Fun Club.
Si estaba melancólico “Who’s To Know” de Unbelievable Truth.
Si activado “Debaser” o cualquier otra de Pixies.
A veces recuerdo y a veces imagino. Me imagino sentado en el suelo de un salón, rodeado de gente sintiendome protagonista de "La Cena" de Esclarecidos.
Recuerdo 15km de carretera con 2 mochilas al hombro y “Corazones Rotos” de Miguel Rios. Recuerdo una furgoneta alquilada, a Pablo con un corte en el pie y “Two Princess” de Spin Doctors atravesando un camino de hojas otoñales.
Todos y cada uno de estos banderines pinchados en el atlas musical de mi cabeza llevan asociada una historia, a veces es el recuerdo histórico el que empuja la canción a mis labios y otras es la canción la que evoca la imagen.
La razón por la que no existen enlaces descargas o páginas oficiales en este post es porque se trata de un viaje personal, que disfruté, y me entristece pensar que otros puedan verlo de pasada, como una diapositiva más de las vacaciones de un compañero de trabajo. Todos y cada uno de estos parajes dependen del cristal con que los escuchas. Yo solo he puesto un par de chinchetas en el infinito mapa musical que puebla mi cabecita, esa cabecita que a veces , de saturada, necesita levantarse a escribir el titulo de una canción, o una estrofa, para no olvidarla al día siguiente