Primera entrevista en meses, primer castillo en 32 años

Pi pi piii pipi pi piiiiii.
Son las 8 horas 10 minutos. Me pican mucho los ojos así que no necesito mirarme al espejo para saber que los tengo hinchados y rojos.
Me ducho y me afeito. Nunca me corto al afeitarme, bueno, solo me corto al afeitarme cuando, mejor dicho, ¡Siempre que le doy importancia a mi aspecto me corto afeitándome!.
Salgo de la ducha, me pongo los únicos pantalones de vestir que aun me entran y me decido por la camisa Emidio Tucci, una de mis favoritas. Tener ropa "favorita" es contraproducente en mi caso. Escojo lo favorito entre lo que mejor me sienta, el problema es que una prenda favorita es una prenda especial que va cargada de afecto y pensamiento mágico, razón por la que me la pongo en contadas ocasiones, con lo que:

1. Se pasa de moda aunque esté nueva.
2. El día que me la voy a poner, no quepo en ella.
3. Las polillas, sin previo aviso, han coincidido en favoritismo.

En otra ocasión hablaré de cómo han terminado destrozadas la mayoría de mis camisas y camisetas en horario laboral, por ahora solo diré que la camisa Emidio Tucci entra a formar parte del 3er grupo desde este mismo instante.
Lo primero que pensé es "bueno, como voy a llevar un chalequillo, no se notarán lo agujeros". En ese momento apareció mi madre en el hombro izdo con mirada reprobadora, mi demonio del hombro derecho estaba de acuerdo con ella así que, a por una camisa del 2º grupo.
Ya estoy, pantalones marcamichelín, camisa marcamichelín, zapatos mmmm ¿zapatos de feria? Hay que decidirse, o les quito el albero o me pongo los otros (el resto están en casa de mis padres) decido ponerme "los otros" después de dejar impolutos los anteriores (yo soy asín).
Suena el móvil. Es la alarma. Por el sonido noto que estoy bastante sordo del izquierdo, bastantísimo, será somático.
Ahora sí que estoy listo. Cojo el maletín con la carpeta de los curriculums y, descubro horrorizado que llevo meses imprimiendo el curriculum con fecha del 2005. No pasa nada, se imprimen nuevos. No hay folios, no hay folios no hay folios no encuentro los malditos folios dónde están los malditos folios ¡no puedo entregar un curriculum en papel de cuadritos ni en transfer de camiseta! "¿Y si me hago una camiseta con el curriculum? ¡Que pedazo de diseño! en cuanto vuelva me la hago". Busco entre mis carpetas de la facultad, he encontrado 3 folios yujuuuu. Además he encontrado algún que otro documento interesante como el manual de luxaciones proyecciones patadas y controles de suelo de hapkido, con nombre en haralachi e ilustraciones a lo Goku, ya haré un escaneo de alguna página para el blog.
Listo, a la 3ª va la vencida. Duchado, afeitado (ya me he quitado las manchas de sangre de la comisura de los labios que han estado a punto de salir a la calle conmigo) vestido y curriculado en folio blanco. Telefono. "Sí cariño, sí, estaba a punto de salir, que sí no te preocupes que voy dando un paseo, que sí que sí, ya te llamo cuando salga"
En saliendo por la puerta vuelve a sonar el móvil (y eso que el mio es de los que apenas reciben llamadas) pongo cara de ojuuuu con mi novia y lo cojo. El señor Rosa no puede asistir a la entrevista que teníamos concertada y me llamará para avisarme de la próxima fecha.
Estupendo. Cojo el chandal y a correr.
Pienso en toda la parafernalia que conlleva una entrevista con un tipo que te ofrece un contrato mercantil de comercial, a comisiones. En denimandeliano eso significa que trabajar para él me va a costar más de 200 lerus periódicamente, sin seguridad de ingresos.
Sigo corriendo y trato de calcular cuantas camisetas serigrafiadas podría sacar con esos más de 200 lerus periódicos. El problema es que mis padres están desesperados por verme currando cueste lo que me cueste, y las camisetas no son más que uno más de mis castillos en el aire como...como...Mierda, creo que éste es mi primer castillo.