La pistola urinaria

Es un hecho conocido que los hombres marcamos territorio cual perros a través de la orina.
Gracias a la evolución de la especie, ese acto innato se ha reducido espacialmente en 2 vertientes:

• La del fin de semana, en la que marcamos territorio por cualquier lado exactamente como lo haría un perro.
• Entre semana, en la que limitamos el marcaje aproximadamente al metro cuadrado que circunda al inodoro.

El mayor problema que tiene un hombre con su pene es la mujer. Mejor dicho, el mayor problema que tiene la mujer con el hombre reside en el pene, concretamente en el chorrito que sale del pene (me atrevería a decir que con cualquier tipo de chorrito).

Tras tantos siglos de patriarcado y machismo el hombre ha conseguido hacer creer a la mujer que tiene un dominio absoluto sobre su miembro. Eso hace que cualquier imprevisto o molestia ocasionada por éste sea visto como una excepción o una travesura voluntaria en el mayor de los casos.
Después de ser regañado por madres, parejas, camareras, compañeras de facultad y demás testigos de sexo opuesto, uno llega a la conclusión de que deben pensar que el pene del hombre tiene una mira telescópica retráctil que aparece cuando va a miccionar. Las pruebas incriminatorias no hacen más que confirmar tu falta de puntería.
A veces siento ganas de salir a la calle con una manguera en la mano y parar a todas las mujeres para explicar cual exótico anuncio de compresas que el chorro sale a distinta potencia según el momento del proceso, y que una vez constante el chorro, lo de apuntar está chupao, pero a la hora de recoger la manguera...

Desde hace años, en los lugares más insospechados puedes encontrar un urinario inteligente. Me refiero a esos que tienen una mosca pintada, una portería con una pelotita móvil, o una simple pastillita (volvemos al tema de "arma de precisión" como función principal de la pilila). Sin embargo eso no sirve de nada para evitar el problema del "rastro". No sirve de nada porque, aunque parezca mentira, a mis 32 años he terminado por aceptar que el pipí rebota.
Ahora lo entiendo todo.