bcn, fstmad y ballerbands

Acabo de llegar de Barcelona. Supongo que nadie ha echado en falta mis palabras, pero es un modo de justificarse. Esperaba como agua de mayo la crónica de investigación sobre la nueva ubicación del festimad. En realidad nunca he entendido nada de lo que ocurre dentro de un concierto. Lo primero grave es que no dejen entrar botes de lacas cuando el cabeza de cartel es el sr manson. La reacción de la peña quemando lo que encontraba es completamente normal. Lo segundo incomprensible sigue siendo la manía de no permitir la entrada de botellas de agua cuando en cualquier carpa puedes comprar una pulsera de pinchos, una navaja multiusos, e incluso puedes encontrar armas de destrucción masiva. Lo que funciona genial es quitarle tú mismo el tapón a la botella, guardártelo en el bolsillo y mirar amablemente al segurata con cara de colaborador. Ni que decir tiene que en dos pasos, el tapón vuelve a su lugar primigenio.
Me alegra saber que la modita de las pulseras se ha convertido en algo lo suficientemente grande como para arrasar con todo. Respecto al comentario sobre pulseras que dicen “soy cristiano”, me veo obligado a comentar el nacimiento de tal modita. Hace unos años, los cristianos norteamericanos comenzaron a llevar pulseras en las que se leía W.W.J.D. What would Jesus do? Ante cualquier situación peligrosa para la integridad de su alma, cualquier religioso miraba su pulserita y se preguntaba qué haría Jesús. El cambio llega cuando son los negratas de los barrios los que comienzan a usarlas. Y what would Jesus do se convierte en what would Jordan do?. Como muy bien sabemos todos los que hemos leído NO LOGO, la negritud es creadora de modas, así que de ahí llega fácilmente a la NBA (que son negros, pero menos), y en menos de un año, cualquier jugador de baloncesto callejero lleva una pulsera que le identifica como jugón. El salto al unihuevo armstrong y sus livestrong no sé muy bien cómo llega. El salto a las pulseras del betis tampoco.