9.6.05

boda en barcelona

Una boda en Barcelona es básicamente igual que en cualquier otro sitio. Te vistes de gala, dices ooooohhh cuando aparece un conocido vestido de gala, te preguntas qué relación hay entre toda esa gente y los novios, y por último, te preguntas porqué todo el mundo les llama novios cuando han dejado de serlo hace un rato. Luego vienen las diferencias. En este caso, la boda era sólo medio barcelonesa, porque al ser uno de los sufridores gaditanos, la mitad de los invitados eran también invasores. Alguna diferencia debe haber, porque en 8 horas de boda nadie dijo aquello genial de…él vale más que ella (o su equivalente contrario). Según me contaron, todo acabó con el temible paquito chocolatero y un gaditano subido a una silla imitando a la ubicua cabra.
Tampoco puedo comparar demasiado porque era mi primera boda civil. La diferencia básica es que en lugar de cura, el maestro de ceremonias es un actor que dice lo mismo que un cura jugando al tabú. Imagina un sacerdote que tiene que oficiar una misa sin decir dios, Jesús e iglesia. Parece complicado pero no lo es si puedes decir estado, comunidad y constitución. Eso sí, con las lecturas (porque hay lecturas en una ceremonia civil) me reí igual que en las religiosas. En las bodas eclesiásticas suele leerse una epístola de San Pablo (aquél tipo que fue a la vez creador de catolicismo y eliminador de cristianismo). Aquella epístola en la que nos cuenta qué es el amor, el amor que lo da todo, que lo aguanta todo, que soporta lo indecible, que sufre sin límites, que, en definitiva, te amarga la vida. En las bodas civiles leen un texto de cosecha propia y como el contexto invita a la relajación, la principal diversión es examinar al sufrido lector. Las manos le tiemblan un poco, no ha entonado bien, eso no lo entendí, seguro que se tropieza con la alfombra, no sabía que mi primo se llamaba Natalia...
Eso sí, nunca he escuchado a Elvis Costello en una iglesia (por muy ñoña que sea “She”, sigue siendo Elvis Costello). Como final esplendoroso de la ceremonia civil la pareja se va de la mano mientras suena la banda sonora de shrek. Cualquiera sabe que el sentido del humor de mi primo es sólo comparable a su odio al Barcelona FC, pero me da la impresión de que la mitad de los invitados no pilló el chiste y la otra mitad se imaginaba que los novios tenían alguna mentira oculta.
Luego llegan los aperitivos y mi padre que se coloca a la vera de la pata de jamón. Después de muchos años y muchas bodas, alguien con instinto asesino es capaz de conocer el lugar idóneo para atiborrarse de jamón. Y afortunadamente, esa persona es mi padre. En la cena me sientan con algunos de mis primos, mi hermana, un amigo de la infancia y mi novia. Para ella era algo así como su presentación en sociedad, la primera boda en la que asiste como novia de. Pero claro, en mi familia paterna las convenciones sociales se parecen más a las de la familia de washoe que a las de una familia normal (en el extraño caso de que exista en algún lugar del mundo una familia normal). Sólo hay que ver cómo nos saludamos.
Hay dos tipos de bodas, las de hombres y las de mujeres. Las convenciones sociales hacen que nunca una pareja pueda estar a gusto en una boda. Si él, vestido con traje de chaqueta, camisa de manga larga y corbata, encuentra la temperatura perfecta, su pareja, con sandalias, escote palabra de honor, vestido de seda y mantón con transparencias tendrá los primeros síntomas de congelación. Por descontado, si ella está a gusto, él creerá que está aún más cerca del infierno. Esta era una boda de hombres, aunque por una vez en mi familia, hombres con matices.

1 Testigos:

Blogger deniman echa sal en la herida...

¿Me he perdido o tu primo se casa con su novio?
Tanta devoción en la lectura de este post y no has dicho ni una palabra de los nudos de las corbatas.
El sábado tengo la boda de Sergio, trataré de hacer una crónica a la altura, la mía. Teniendo siempre en cuenta que alguno de ellos se pasa por aquí "en vez en cuando"

9/6/05 12:38  

Publicar un comentario

<< Home