El descanso del guerrero
Esta tarde ha llamado un antiguo amigo de Hapkido para quedar a tomar algo esta semana. Al hablar con él me he dado cuenta lo mucho que cambia mi vida. De trabajar en "empresas" con graves problemas de pago (o pocas ganas de pagar) a cobrar a fin de mes -ni siquiera a principios del siguiente-.
Estaba pensando en lo mucho que ha cambiado mi cuerpo también. Ojalá me hubiera hecho fotos a las piernas desde un ángulo cenital, que es como me las notaba -al ducharme etc-.
- Cuando hacia waterpolo mis piernas eran del tipo Roberto Carlos (el otro tipo es con unos músculos alargados pero no suele pasarnos a los bajitos, que, si somos potentes, las concentramos).
- No las recuerdo voluminosas cuando hacía pértiga, pero sí recuerdo que me llamaban poderosamente la atención mis gemelos, me encantaba mirarme esos gemelos, parecían esculpidos.
- Creo que la época de hapkido ha sido la menos musculosa de todas (supongo que debe ser así) pero sentía una gran satisfacción al comprobar que podía dar una patada a un objeto colocado a más de 2 metros de altura.
EL otro día, corriendo con mi director, pensaba en lo grácil que se le veía a mi lado, si fusionara en una imagen mi estilo actual arrastrando las piernas con cualquier otra época de mi vida sana, tendríamos a dos personas totalmente distintas.
Estaba pensando en lo mucho que me gustaba a mi mismo, decía, cuando el narcisismo se me caído en plena coronilla como un escupitajo, como una asquerosa cagada de paloma.
Hay que ser muy cutre para andar pensando esas cosas después de salir del trabajo antes de las 6 y sin tener que madrugar al día siguiente porque tengo permiso para ir directamente a la notaría, mientras mi novia sigue en la oficina.
Cuando desperté a las 7:30 am ella ya estaba trabajando. Son las 11:00 pm y aun no ha vuelto a casa (encima se ha quedado a comer allí porque tenía mucho curro).
Dentro de unos días nos llegará la nomina y la mía será injustamente mayor.
Dentro de unos días me sentiré un mierda y pensaré que la vida no es justa.
Dentro de unos días aceptaré que tener una licenciatura sirve para algo después de todo.
Pero eso será dentro de unos días. Hoy, ahora, me toca hacerle la cena que ella quiera, como a ella le apetezca, con la cantidad de champiñones que le dé la gana. Así empezará el descanso de la Valkiria.
Estaba pensando en lo mucho que ha cambiado mi cuerpo también. Ojalá me hubiera hecho fotos a las piernas desde un ángulo cenital, que es como me las notaba -al ducharme etc-.
- Cuando hacia waterpolo mis piernas eran del tipo Roberto Carlos (el otro tipo es con unos músculos alargados pero no suele pasarnos a los bajitos, que, si somos potentes, las concentramos).
- No las recuerdo voluminosas cuando hacía pértiga, pero sí recuerdo que me llamaban poderosamente la atención mis gemelos, me encantaba mirarme esos gemelos, parecían esculpidos.
- Creo que la época de hapkido ha sido la menos musculosa de todas (supongo que debe ser así) pero sentía una gran satisfacción al comprobar que podía dar una patada a un objeto colocado a más de 2 metros de altura.
EL otro día, corriendo con mi director, pensaba en lo grácil que se le veía a mi lado, si fusionara en una imagen mi estilo actual arrastrando las piernas con cualquier otra época de mi vida sana, tendríamos a dos personas totalmente distintas.
Estaba pensando en lo mucho que me gustaba a mi mismo, decía, cuando el narcisismo se me caído en plena coronilla como un escupitajo, como una asquerosa cagada de paloma.
Hay que ser muy cutre para andar pensando esas cosas después de salir del trabajo antes de las 6 y sin tener que madrugar al día siguiente porque tengo permiso para ir directamente a la notaría, mientras mi novia sigue en la oficina.
Cuando desperté a las 7:30 am ella ya estaba trabajando. Son las 11:00 pm y aun no ha vuelto a casa (encima se ha quedado a comer allí porque tenía mucho curro).
Dentro de unos días nos llegará la nomina y la mía será injustamente mayor.
Dentro de unos días me sentiré un mierda y pensaré que la vida no es justa.
Dentro de unos días aceptaré que tener una licenciatura sirve para algo después de todo.
Pero eso será dentro de unos días. Hoy, ahora, me toca hacerle la cena que ella quiera, como a ella le apetezca, con la cantidad de champiñones que le dé la gana. Así empezará el descanso de la Valkiria.
1 Testigos:
te agradezco que no te hicieras una foto en la ducha...
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