Al trote, al trote, al galope al galope al galope!
Desde pequeño me enseñaron a no molestar a los invitados, y eso pasado por la rebeldía denimandeliana acabó por parecerse mas a una desagradable conducta asocial que a otra cosa.
Es difícil entender que alguien a quien le gusta ser el centro de atención se encierre en su cuarto o cierre la puerta cuando aparecen extraños.
A veces escucho o leo entrevistas sobre ciertos personajes de los que se dice que han llegado a ser lo que son por la influencia que tuvieron en la infancia. Que si Lenny Kravitz aprendió a tocar el piano sentado en las rodillas del mismísimo nosequien. Que si Miguel Bose era hijo de quien es y vecino de Pablo Picaso (al que por cierto criticaba su escaso talento como pintor) etc etc etc.
No me he sentido nunca ni me siento mejor que nadie. Ni tan siquiera mas especial de lo que cualquiera de nosotros se puede creer. Pero tengo claro que he tenido todas las posibilidades del mundo para convertirme en algo digno gracias a mis padres.
Yo no he aprendido a tocar el piano en las rodillas de nadie, aunque esas rodillas bien pudieran haber sido las de una abuela a la que le falsificaron la edad para que pudiera dar clases.
No tengo la visión de las cosas mas acertada, afilada o inteligente aunque tantas y tantas personas admiren esa cualidad en mi padre.
Lo que si tengo muy muy claro es que pese a mi oposición, una gran parte de lo que soy, se debe a todas esas personas, extraños que han ido pululando por mi casa. A veces se trataba de arreglar un poquito el mundo mediante alguna ayuda o beca para lo cual se creaba una Asociación u ONG. Otras veces era una simple reunión de amigos entre las que se podía encontrar perfectamente algún que otro líder político (de izquierdas, para que vamos a ocultarlo). Gente que a primera vista resulta familiar y que efectivamente es familiar, pero no solo a mis ojos.
Con todo esto no pretendo presumir de circulo social -que a mi prácticamente me pasa de refilón- sino de enriquecedoras influencias culturales.
Mientras escribo creo recordar historias sobre alguna de mis tías y el disco que grabo (creo que de cuentos) o mi abuelo materno, con una calle a su nombre, no creo que por tan buen medico como por tan buena persona y en cuya casa aprendí a andar con zancos y vi por primera vez un verdadero arco (jíbaro).
El azul de los ojos de alguno de mis ancestros podría hacerme entender mil cosas contra las que me he encerrado durante años.
Supongo que aun es tiempo para hacerle un poco de compañía a mi tía blanca y que me cuente cosas sobre cuando vivía en África con mi tío Rafa en aquellos tiempos en los que no se veían muchos blancos y si muchas serpientes de 7 metros.
Todo esto ha venido a mi mente porque el otro día justo antes de levantarme de esta silla y publicar un post, llegaron unos invitados a los que estuve a punto de ignorar. Casi salgo por la puerta sin saludar., afortunadamente me paré y dí las buenas tardes a aquellos ilustres ganadores del Premio Reina Sofía, ecuatorianos para mas señas.
Tal vez uno de estos días en alguno de esos saludos me descubra a mi mismo , y vuelva a ser ese niño que prometía, y que no puede decepcionar porque después de todo por muchos bandazos que de, ha recibido una gran educación cargada de influencias. Como cualquier Lenny y como tu. porque no.
Es difícil entender que alguien a quien le gusta ser el centro de atención se encierre en su cuarto o cierre la puerta cuando aparecen extraños.
A veces escucho o leo entrevistas sobre ciertos personajes de los que se dice que han llegado a ser lo que son por la influencia que tuvieron en la infancia. Que si Lenny Kravitz aprendió a tocar el piano sentado en las rodillas del mismísimo nosequien. Que si Miguel Bose era hijo de quien es y vecino de Pablo Picaso (al que por cierto criticaba su escaso talento como pintor) etc etc etc.
No me he sentido nunca ni me siento mejor que nadie. Ni tan siquiera mas especial de lo que cualquiera de nosotros se puede creer. Pero tengo claro que he tenido todas las posibilidades del mundo para convertirme en algo digno gracias a mis padres.
Yo no he aprendido a tocar el piano en las rodillas de nadie, aunque esas rodillas bien pudieran haber sido las de una abuela a la que le falsificaron la edad para que pudiera dar clases.
No tengo la visión de las cosas mas acertada, afilada o inteligente aunque tantas y tantas personas admiren esa cualidad en mi padre.
Lo que si tengo muy muy claro es que pese a mi oposición, una gran parte de lo que soy, se debe a todas esas personas, extraños que han ido pululando por mi casa. A veces se trataba de arreglar un poquito el mundo mediante alguna ayuda o beca para lo cual se creaba una Asociación u ONG. Otras veces era una simple reunión de amigos entre las que se podía encontrar perfectamente algún que otro líder político (de izquierdas, para que vamos a ocultarlo). Gente que a primera vista resulta familiar y que efectivamente es familiar, pero no solo a mis ojos.
Con todo esto no pretendo presumir de circulo social -que a mi prácticamente me pasa de refilón- sino de enriquecedoras influencias culturales.
Mientras escribo creo recordar historias sobre alguna de mis tías y el disco que grabo (creo que de cuentos) o mi abuelo materno, con una calle a su nombre, no creo que por tan buen medico como por tan buena persona y en cuya casa aprendí a andar con zancos y vi por primera vez un verdadero arco (jíbaro).
El azul de los ojos de alguno de mis ancestros podría hacerme entender mil cosas contra las que me he encerrado durante años.
Supongo que aun es tiempo para hacerle un poco de compañía a mi tía blanca y que me cuente cosas sobre cuando vivía en África con mi tío Rafa en aquellos tiempos en los que no se veían muchos blancos y si muchas serpientes de 7 metros.
Todo esto ha venido a mi mente porque el otro día justo antes de levantarme de esta silla y publicar un post, llegaron unos invitados a los que estuve a punto de ignorar. Casi salgo por la puerta sin saludar., afortunadamente me paré y dí las buenas tardes a aquellos ilustres ganadores del Premio Reina Sofía, ecuatorianos para mas señas.
Tal vez uno de estos días en alguno de esos saludos me descubra a mi mismo , y vuelva a ser ese niño que prometía, y que no puede decepcionar porque después de todo por muchos bandazos que de, ha recibido una gran educación cargada de influencias. Como cualquier Lenny y como tu. porque no.
1 Testigos:
Chapeau!!
Publicar un comentario
<< Home