EL Hombre Hormiga está cansado de esperar que las novedades de CREATIVE lleguen a Europa

Siendo como he sido una hormiguita toda la vida, me obligué a darme un capricho al mes al sentirme por primera vez estable en un trabajo.
Fue así como le puse a mi coche el radio-CD y los altavoces que tiene (cuando aun me costaba convencer a los que podían permitírselo lo poco operativo que resultaba tener ordenador con grabadora en casa y cintas de casette en el coche) y que me hacían dudar de un cambio de automóvil sospechando desde el principio que no tendría una calidad de sonido similar.
Del mismo modo adquirí los vaqueros que suelo llevar, caros de por sí y más según donde los compres. La gente no entiende que si unos vaqueros de la talla 32 te entran incluso cuando has aumentado 2 tallas y ningún pantalón del armario te está bien, es que valen su precio, sobretodo si encima pareces tener la 32. Ya nadie comenta el buen trasero que tengo (ni siquiera en bares de ambiente) pero estoy seguro que es porque a ciertas edades se van localizando mas los comentarios.
Después llegó el piso con su hipoteca y mi actitud vital de tener ciclos laborales de 2 años empezando de 0, que convirtieron la obligación de los caprichos mensuales en la gratitud por los alimentos que se van a ingerir...
Pero llegó Luisa y su afán por verme feliz, y con su ayuda vuelvo a permitirme caprichos que mi alma de hormiga no me permitirían. Así que no costó convencerla para poner un buen reproductor de mp3 en el coche. Ni un buen reproductor dvd con divx al que si se le mete un click por error, te de información de nº de serie, fecha de fabricación y complementos posibles en la pantalla. (Ahhh esos benditos clicks de famobil de los que resultaba imposible separarme en la bañera)

No dudo que haya un millón de coches con mejor radiocd que el nuestro. Y paseantes con unos vaqueros que dupliquen el valor de los míos (aunque no les queden igual), pero quiero dejar claro que cuando digo “buen reproductor” no me refiero al que regalan con los cupones del periódico, ni al portátil/PDA que te regalan en el trabajo. Cuando hablo de mis/nos caprichos me refiero a adquisiciones estudiadas y meditadas, que en cierta medida suponen un esfuerzo y que por ende añaden carga afectiva al objeto.
Cuando digo “caprichos” me refiero a ese tipo de compras o ilusiones utópicas que una hormiguita como yo necesita para pensar que merece la pena esperar a que pase el invierno. Ese tipo de camisetas con mensaje que te hacen olvidar lo antiestético de tu barriga y lo poco que importa que no haya ocasiones suficientes para enseñarla.

Ea! Ya estoy mas tranquilo. No se qué necesitaré escribir la próxima vez que me de otro ataque de colmillos largos (¿ese no era el perro de Jack London?). Tengo que dejar de visitar este tipo de paginas ;)