chamberí, república independiente

El sábado me reconcilié con Madrid. No sé si para reconciliarse hay que estar previamente conciliados o hay que desconciliarse para volver a hacerlo, pero hubo un momento en el que todo esto parecía otra cosa. Y el elemento de cohesión no podía ser otro; 11 tipos en pantalón corto. El sábado sentí el gol del Betis en los gritos de la calle. Una calle cualquiera, de un barrio tan madrileño como Chamberí saltando por el gol de Dani.
Es cierto que esto ya se olía. Uno de mis vecinos (es uno de esos bloques con 6 escaleras, 3 bloques, 5 pisos...) suele pasear con una gorra del Betis. Sentado en el bar de enfrente con un vino en la mano y la gorra del Betis. Un transplantado, creía, otro.
En Barcelona me encontré un americano sin armas y con seguro sanitario. Siempre me encuentro con bichos raros, y creí que el bético era uno más. Pero resulta que Chamberí es trianera.