Dátiles 4

- Me prohíben la entrada en muchos cines, pero los encargados son unos gilipollas ¿Acaso piensan que esos capullos explotados se van a tomar el menor esfuerzo en recordar mi cara? Entro cuando me da la gana. Para eso pago entrada.
- ¿Por qué te prohíben la entrada en los cines?
- Que les den.
- ¿Por qué?
- No me gusta que otra persona vea lo mismo que yo desde el mismo punto de vista, si tiene la misma perspectiva, sentiría lo mismo que yo he sentido y podría adivinar mis pensamientos. Así que después de ver la película suelo mear en el sillón. Si no tengo ganas, riego la coca cola, pero no funciona igual. Una vez se sentó una gorda asquerosa. Las odio.
- ¿Has pensado que alguien ha visto la película antes que tú sentado en la misma butaca? Y no adivinas sus pensamientos ¿No?...
- Yo solo voy a los estrenos.
- ¿La gente no te dice nada cuando te levantas y te pones a orinar?
- ¿Tu crees que soy tonto? Meo sentado. Me bajo la cremallera mientras salen los títulos de crédito. Si hay gente levantándose lo hago en las manos y lo voy dejando caer el sillón. Por eso me pillaron la última vez, porque me olían las manos y tenia las señales de haberme limpiado en los pantalones.

La imagen me produjo repugnancia.
Le he llamado Ángel al despedirnos y se ha extrañado. Parece que no se llama así. Al referirme al hombre del kiosco ha negado el suceso, pero sé que era él. Nadie más compraría tantos dátiles de una tacada excepto yo, antes de conocerlo.