el nacimiento de fry

Homer a la derecha, homer a la izquierda. Creí que Homer estaba dentro de ti, a la altura del bazo. Marge sentada a tu lado no tiene el pelo azul. Milhouse Van Houtten respondiendo. La familia al ataque. Milhouse crece. No es que el pelo vaya aclarando su color gracias a la camomila (la piscina, otro gran aclarador de cabellos); son canas. El flequillo sigue igual. La revolución no será televisada, pero los remolinos aparecen en primera plana. Nunca creas a una madre que te dice que peinándolo en el sentido correcto, el remolino desaparecerá. Una de las grandes mentiras maternas. Me he convertido en Fry. Beastie Boys rodeado de robots alcohólicos. La marca que dejaba su zapatilla en la superficie lunar lo explica todo. Y sólo podía amar a alguien con visión monocular. Mi piloto tiene otro nombre.

Acabo de llegar a Madrid. No hay nada como hacer un viaje por 25 euros. Cuando entras en un avión ves en las caras quienes han pagado 25 euros. Los primeros que protestan ante una turbulencia han pagado 270. Lo peor de llegar a Madrid es tener que mentir y decir que hizo un tiempo genial y nombrarles la playa. Un madrileño no te perdona que le nombres la playa...o la nombres la playa...o no sé muy bien cómo lo dirían ellos. Me adapto bien a las costumbres de Madrid. A veces ni siquiera saludo a mis vecinos. Otra costumbre que adopto: acabo de llegar a Madrid, ya estoy pensando en volverme a marchar. Y esta vez, en el próximo puente, puede que incluso se vean las caras de este blog.