Lo llevamos dentro

Vienes de un mundo en el que se llora la vuelta de los Pixies a los escenarios. Vienes de un lugar en el que Jeff Buckley además de cantar tenía un padre famoso. Un lugar en el que Nirvana eran los teloneros de Sonic Youth, y Tracy Lords era el ángel de las camisetas. Un mundo arreal, por no llamarlo directamente irreal, en el que no existe Alejandro Sanz, en el que El Canto del Loco era algo que decía Radio Futura en una canción y en el que Veruca Salt cantaba además de aparecer en Charlie y la fábrica de chocolate
De repente cambias de ciudad, de contactos, de mundos, y compruebas que todo el mundo lleva las mismas puma low cat, perrea con el guarretón, y se tiñe el pelo (y deja de teñírselo) en el mismo lugar. Y todo te parece genial, y nadie es más extraño de lo que parece…Hasta que toda esa gente, aparentemente normal, comienza a hablar. Toda esa gente que pensaste que nunca comprendería tu pasión por coleccionar zapatillas, te habla de sus verdaderas inquietudes.
En los últimos días he descubierto que una de esas personas que parecen normales, con las que puedes hablar sin pensar que lee el Popu, es miembro del club de fans de Parchís. Y otro es un apasionado de Esteso, Pajares y Ozores. Lo descubro gracias a una celebración de fin de año en pleno mes de noviembre. Hay una extraña e infantil idea, según la cual la música, el cine, la literatura, nos hace mejores. Léolo es nuestra película porque ninguna de esas personas que van a disneylandia nos comprenderá nunca. Porque somos tan distintos al resto del mundo que tenemos que dejarlo claro tragándonos Los Idiotas en versión original. Señores y señoras, Pedro Ruiz descubrió el niño que llevamos dentro; yo hoy he descubierto que todos llevamos un freakie. Inshallah.