Por las mañanas corro

Por las mañanas corro. Hasta hoy habría dicho con prudencia que a veces "he salido a correr" o "llevo unos días corriendo". Hoy considero que "por las mañanas corro"
Anoche me propuse llegar al Puente del Alamillo así que añadí a mi muvo el nuevo recopilatorio de Fatboy Slim.
Normalmente llego a Barqueta y doy la vuelta, que no está nada mal para un gordito como yo, pero esta vez quería ampliar horizontes.
Traté de convencerme dándome permiso para pararme y seguir andando cuando lo necesitara. Con esa actitud salí esta mañana, a buen ritmo, sin miedo al fracaso.
Una vez en el Alamillo doy la vuelta y continúo un poco con la intención de detenerme en cualquier momento, y estoy a punto de hacerlo pero decido que "hasta las escaleras de allí", una vez frente a las escaleras me convenzo de que "cuando me cruce con el tipo del perro".
Tras 4 perros 5 señoras y 2 parejas decido que ya es suficiente, en ese momento me adelanta un grupo de mediamaratón con camisetas de mediamaratón, pese a mi sordera (que desde hace unos días está en plena adolescencia) escucho "Bueno días ¡dale!" o eso es lo que pienso que escucho, y comprendo que sí, que puedo darle un poco más, que el ritmo que llevo y andar son casi la misma cosa, pero esa delgada e imperceptible linea que los separa también separa la autosatisfacción de la baja autoestima que se ha venido a vivir a casa, y sigo. Sigo hasta que tengo miedo de sufrir un yuyu y paro, bueno, casi paro porque en ese momento me adelanta una mujer y no quiero parar porque me hayan adelantado sino porque me da la gana.
Las ampollas me piden que pare, el halo negro que turbia mi vista me pide que pare, los dos ríos paralelos que se estiran frente a mí me piden que pare, y paro. A escasos metros de la pasarela paro. Hay que saber parar, cada cual conoce sus límites y tiene su propio ritmo, es algo que sabemos los que salimos a correr, porque yo salgo a correr por las mañanas.