abril en cádiz: niños, tv y libros

Estuve en Cádiz. Cinco días en Cádiz después de 3 meses y mi hermanito mayor se pone malo. Ya sé que no tengo hermano mayor, pero si conoces a alguien con tus mismos gustos y que viste como tu lo menos que puedes hacer es adoptarlo como hermano mayor. Que nos entendamos sin necesidad de hablar es lo de menos, ya me parece normal que dos años viviendo a 600 km no cambie nada. Pero el tío se pone malo así que no pude conocer al mini jugador de la NBA.
Tenía la opción de pillar un avión en la T4 y publicar un post divertido pero supuse que ya debía haber demasiados blogs anti T4 y me decidí por el tren. Aún a riesgo de parecerme al señor ese que se querella contra Siete Vidas, me encantó descubrir el niño que llevamos dentro. En realidad el niño que llevaba dentro mi compañera de viaje. De hecho, mi compañera de viaje tenía 5 años así que le fue fácil sacar su niño de dentro. A lo que iba; un comentario brillante de una infante: "papá, si Cádiz es bonito y Madrid feo ¿por qué hacen Cádiz tan chico y Madrid tan grande?". Enternecedor. Me guardo el pañuelo.
Pues será muy bonito pero no hay nada que hacer. Hablar mucho con mis padres, con mi hermana (hermana de verdad, de esas que no visten como yo) y ver la tele a horarios en los que ni sabía que existía. No he hecho nada y al final no he quedado con quien debía. A cambio, he aprendido que Encarna Sanchez era lesbiana (última hora) y que la profesión del futuro es taxidermista en Marbella. Me he enganchado al campeonato del Mundo de patinaje de velocidad y he acabado otro libro sobre el Corán. Mi madre me habla con absoluta normalidad a pesar de que en mi ausencia le dió por leer algún libro..."este mismo que tiene las letras grandes...a ver cómo se llama...el rompecorazones...de Boris Vian".